22 agosto 2025
5 minutos
Calama es mucho más que una ciudad de paso: es el punto de partida ideal para explorar paisajes únicos y cultura ancestral. Esta guía reúne ideas simples y sorprendentes para disfrutar lo mejor del norte chileno.
22 agosto 2025
5 minutos
Calama sorprende desde temprano con paisajes que parecen sacados de otro planeta. Una escapada al Valle de la Luna ofrece vistas que cambian de color con el sol y un silencio que invita a desconectarse. Para quienes disfrutan de la historia, el sitio arqueológico de Tulor y el encantador pueblo de Chiu Chiu permiten descubrir las raíces atacameñas entre construcciones de adobe, canales antiguos y ruinas llenas de misterio. Y si hay tiempo, una visita a Chuquicamata —una de las minas a cielo abierto más grandes del mundo— muestra cómo la minería ha marcado la identidad local.
Después de un día bajo el cielo del desierto, descansar bien no es un lujo, es parte del plan. El ibis Calama es práctico y está cerca de todo lo que importa. Ideal para quienes buscan relajarse sin complicaciones, repasar las fotos del día y recargar energías para seguir explorando. Porque con los hoteles de las marcas ibis, viajar es tan simple como disfrutar.
Cuando el sol baja en Calama, la ciudad cambia de ritmo, pero no se detiene. Es el momento perfecto para pasear por la plaza principal, probar algo típico en un local con ambiente relajado o simplemente sentarse al aire libre y disfrutar del cielo despejado del desierto. Para quienes buscan algo distinto, hay bares con música en vivo, espacios culturales con actividades nocturnas y planes tranquilos para terminar el día sin apuros. Porque incluso de noche, Calama tiene su propia manera de sorprender.
En Calama, la gastronomía y la vida nocturna se disfrutan sin apuro y con mucho sabor. Para probar cocina típica en un ambiente cálido, Restaurante Patagonia es una excelente opción: carnes a la parrilla, platos tradicionales del norte chileno y ese toque casero que invita a quedarse un rato más. Y cuando cae la noche, Maderos Bar 3.0 reúne a locales y visitantes en una terraza climatizada con buena música, cócteles y una vista que acompaña la conversación. Ambos espacios resumen muy bien lo que ofrece la ciudad: lugares sencillos, auténticos y llenos de personalidad, ideales para disfrutar como un verdadero local.
Cuando cae la noche en Calama, el centro adquiere una atmósfera distinta: más tranquila, pero igual de viva. Las calles se iluminan con luces cálidas y algunos rincones se transforman en espacios perfectos para caminar sin prisa. Las ferias artesanales nocturnas son un buen plan para quienes disfrutan descubrir objetos únicos, tejidos coloridos y sabores locales servidos al paso. Entre puestos de artesanía, música suave de fondo y aromas que invitan a probar algo típico, el paseo se convierte en una experiencia relajada, cercana y llena de detalles que solo se perciben cuando la ciudad baja el volumen.
El fin de semana en Calama es la oportunidad perfecta para salir del ritmo cotidiano y conectar con paisajes que sorprenden y relatos que vienen de lejos. Hay rutas que conducen a lugares donde el silencio del desierto se mezcla con formas que parecen de otro planeta, y otras que revelan historias antiguas escondidas entre el polvo y la piedra. Ideal para quienes buscan experiencias diferentes sin alejarse demasiado —solo hace falta un buen par de zapatillas y dejar que la curiosidad marque el rumbo. ¿Listo para descubrir todo lo que hay más allá del centro?
A pocos kilómetros de Calama se encuentra uno de esos lugares que parecen sacados de otro planeta: el Valle de la Luna. Con formaciones rocosas talladas por el viento y colores que cambian con la luz del día, este paisaje del desierto de Atacama invita a caminar sin prisa y observar con atención. El trayecto desde la ciudad es sencillo, y el contraste entre lo urbano y lo natural lo hace aún más impactante. No se necesita gran planificación: solo ganas de explorar, calzado cómodo y espacio libre en la memoria del celular, porque cada rincón merece una foto. Ideal para desconectar, respirar otro ritmo y dejarse sorprender por la inmensidad del norte chileno.
Para quienes disfrutan conectar con el pasado, una visita al Museo de Historia Natural de Calama es una parada que vale la pena. Este espacio reúne vestigios arqueológicos, fósiles e historias que permiten entender cómo era la vida en la región mucho antes de la llegada de las grandes ciudades. El recorrido es claro, visual y lleno de detalles que despiertan la curiosidad: herramientas prehispánicas, restos de antiguas culturas andinas y registros geológicos que explican el origen del desierto más árido del mundo. Es una experiencia tranquila, accesible y perfecta para descubrir otra cara de Calama, donde el presente se enriquece al mirar hacia atrás.
Viajar con niñas y niños no significa dejar la aventura de lado —al contrario, es descubrir la ciudad desde otra mirada, más curiosa y divertida. Calama tiene rincones pensados para moverse, jugar, aprender y sorprenderse en familia. Hay espacios para correr al aire libre, lugares que combinan historia y entretenimiento, e incluso paseos donde los sabores y los colores forman parte de la experiencia. Seguí leyendo y descubrí cómo convertir una salida familiar en una aventura que todos van a querer repetir.
Si hay un lugar en Calama que invita a moverse, relajarse y jugar sin horarios, ese es el Parque El Loa. Con amplias áreas verdes, juegos para todas las edades y senderos ideales para caminar en familia, es uno de esos espacios donde grandes y chicos encuentran su propio ritmo. El puente colgante, el mirador y las zonas de picnic hacen que cada visita tenga algo nuevo por descubrir. Además, el parque es un buen punto de partida para conversar sobre la historia local, ya que alberga réplicas de construcciones típicas y esculturas que muestran parte de la identidad nortina.
Y después de una tarde activa, nada mejor que un descanso práctico, cómodo y sin complicaciones. El ibis budget Calama es perfecto para eso: con todo lo esencial para una estadía funcional y a un precio que cuida el presupuesto, ofrece el equilibrio justo para quienes viajan en familia. Ubicado a pocos minutos del parque, permite terminar o empezar el día con tranquilidad, en un ambiente relajado y moderno.
En Calama, la historia también se explora a través del juego, y el Museo Ferroviario es prueba de ello. Ubicado en una antigua estación de trenes, este espacio sorprende con locomotoras restauradas, vagones abiertos al público y actividades pensadas para despertar la curiosidad de los más pequeños. Aquí no hace falta quedarse quieto: se puede subir, tocar, recorrer y aprender mientras se juega. Es una parada ideal para quienes viajan en familia y quieren combinar cultura con momentos divertidos, en un entorno que mezcla pasado y movimiento de forma tan simple como entretenida.
Visitar el mercado local de Calama es abrir la puerta a un universo de aromas, colores e historias que encantan tanto a grandes como a pequeños. Entre puestos de frutas frescas y especias de todos los tonos, aparecen dulces caseros, artesanías típicas y personajes que conocen cada rincón del lugar. Es el tipo de paseo relajado, sin ruta fija, donde la experiencia está en los encuentros inesperados y en los pequeños descubrimientos. Ideal para quienes viajan en familia y quieren explorar la ciudad de forma simple, entretenida y llena de sabor.
Explorar Calama y los alrededores del desierto de Atacama es aún mejor cuando cada regreso al hotel significa descanso, practicidad y buena ubicación. Los hoteles de las marcas ibis en Chile están pensados para quienes viajan ligero, sin renunciar a la comodidad y al ambiente moderno, relajado y funcional.
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