16 julio 2025
7 minutos
Bolivia es un destino que sorprende con paisajes andinos, pueblos encantadores y aventuras a gran altura. Si estás buscando qué hacer en Bolivia sin perder lo mejor del camino, seguí leyendo y descubrí experiencias que valen cada paso.
16 julio 2025
7 minutos
La Paz es una ciudad que no se parece a ninguna otra: suspendida entre montañas, con alma vibrante y una energía que se respira a cada paso. Caminar por sus calles es perderse entre mercados coloridos, teleféricos que sobrevuelan la ciudad y una historia que se revela en plazas, muros y sabores. Ya sea que tengas solo un par de días o prefieras explorarla con calma, hay mucho que hacer en La Paz sin gastar demasiado. Prepárate para descubrir cada rincón de esta capital altiplánica con propuestas que combinan cultura, vistas impactantes y planes que cuidan tu bolsillo sin restar emoción.
Tres días en La Paz pueden parecer pocos, pero con oídos atentos, ojos curiosos y ganas de explorar, alcanzan para vivir una experiencia inolvidable. El primer día es ideal para comenzar por el centro histórico, donde iglesias centenarias y calles empedradas cuentan los capítulos más antiguos de la ciudad. Luego, un paseo en teleférico revela la inmensidad del paisaje urbano desde las alturas, con el Illimani marcando el horizonte. El segundo día invita a recorrer mercados tradicionales, probar sabores únicos y descubrir museos que revelan el alma boliviana. Para cerrar, nada mejor que respirar el aire fresco en El Alto o caminar por barrios donde el arte urbano llena los muros de color y significado. Una escapada breve, pero intensa, con historia, cultura y panorámicas que quedan grabadas en la memoria.
La Paz demuestra que no hace falta gastar mucho para vivir momentos memorables. Desde miradores naturales que regalan vistas impresionantes hasta ferias callejeras llenas de artesanía y ritmo local, la ciudad ofrece planes para todos los gustos sin afectar el bolsillo. Pasear por el Mercado de las Brujas, visitar museos con entrada libre en determinados días o simplemente dejarse llevar por la música de artistas callejeros en plazas animadas son formas auténticas de conectarse con el espíritu paceño. Con un poco de curiosidad y ganas de caminar, cada rincón se convierte en una nueva experiencia al alcance de todos.
La Paz sorprende no solo por su altitud, sino también por su clima particular, que cambia más de lo que uno imagina. Ubicada a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, la ciudad combina mañanas frías, tardes soleadas y noches que invitan a abrigarse. Las temperaturas suelen oscilar entre los 5 °C y los 20 °C, dependiendo de la estación, aunque incluso en verano el aire conserva ese frescor típico de las alturas. Por eso, lo ideal es vestirse en capas y estar siempre preparado para un poco de todo: sol radiante, brisa andina y algún que otro cambio inesperado. El clima paceño tiene carácter, y forma parte de la experiencia.
Copacabana, a orillas del imponente lago Titicaca, es uno de esos destinos que combinan paisajes de postal con una atmósfera tranquila y espiritual. Pasear por su malecón, observar cómo el agua se funde con el cielo y explorar sus calles llenas de tradición es parte de una experiencia que cautiva sin esfuerzo. Aquí, la conexión con la naturaleza se mezcla con la devoción popular, las caminatas al aire libre y la oportunidad de descubrir islas legendarias con historias ancestrales. Si te preguntas qué hacer en Copacabana, Bolivia, la respuesta está en dejarse llevar por su ritmo pausado y disfrutar de cada instante junto al lago más alto del mundo.
El lago Titicaca no solo deslumbra por su inmensidad y belleza, también ofrece travesías accesibles que permanecen en la memoria. Desde Copacabana, es posible embarcarse rumbo a islas llenas de historia, como la del Sol y la de la Luna, donde la cultura ancestral aún late en cada sendero. Los paseos en bote son una forma tranquila y económica de explorar estas joyas naturales, con paisajes que se transforman a cada momento y comunidades que reciben con calidez. Ya sea por su energía mística, sus aguas profundas o el silencio que invita a desconectarse, cada recorrido por el Titicaca se convierte en una aventura genuina al alcance de todos.
El Cerro Calvario es mucho más que un mirador: es un camino de fe, tradición y silencio que se convierte en experiencia para quien lo recorre. Subir por sus senderos es adentrarse en una ruta marcada por cruces, ofrendas y vistas panorámicas que recompensan cada paso. A medida que se asciende, el bullicio de Copacabana queda atrás y la calma del lago Titicaca domina el horizonte. Es un plan perfecto para conectar con la esencia espiritual del lugar sin necesidad de entradas ni reservas. Solo se requiere tiempo, disposición y la certeza de que cada tramo del recorrido ofrece algo distinto.
Sorata es uno de esos lugares que parecen sacados de un sueño andino: rodeado de montañas majestuosas, con calles empedradas y un ritmo pausado que invita a quedarse más de la cuenta. Lejos del ruido y del turismo masivo, este pueblo ofrece una conexión auténtica con la naturaleza y la cultura local. Aquí, las aventuras al aire libre conviven con el encanto de lo simple, y cada caminata es una oportunidad para descubrir algo distinto. Prepárate para encontrar rutas de senderismo sorprendentes, paisajes que quitan el aliento y experiencias rurales que valen mucho más de lo que cuestan.
En Sorata, cada sendero parece contar una historia distinta, esculpida entre montañas, ríos y miradores naturales que sorprenden a cada paso. Las rutas de trekking varían entre recorridos suaves por el valle y travesías más desafiantes rumbo a lagunas escondidas o glaciares imponentes. Muy cerca del centro, la Cueva de San Pedro ofrece una aventura subterránea con estalactitas, ecos misteriosos y hasta una laguna en su interior, ideal para quienes buscan algo fuera de lo común. Todo esto se puede disfrutar sin grandes gastos, lo que convierte a Sorata en un paraíso accesible para los amantes de la naturaleza y la vida al aire libre.
Vivir Sorata también es sumergirse en su vida rural, en contacto directo con tradiciones, sabores y paisajes que no se encuentran en las rutas turísticas habituales. Muchas comunidades locales abren sus puertas a los viajeros, ofreciendo caminatas guiadas por los cultivos, talleres de artesanía, comidas caseras y relatos transmitidos de generación en generación. Son experiencias sencillas, auténticas y de bajo costo, que permiten conocer otra cara de Bolivia, más cercana, humana y profunda. Ideal para quienes desean viajar con los pies en la tierra y el corazón bien abierto.
Trinidad, en el corazón del Beni, es una ciudad que sorprende por su mezcla de encanto tropical, vida tranquila y una conexión profunda con los ríos y la selva. Aquí, la naturaleza marca el ritmo: el agua, la vegetación y la fauna son protagonistas de un paisaje que invita a explorar con calma. Pero más allá de su belleza natural, también hay cultura viva en sus calles, mercados coloridos y sabores que reflejan la identidad del oriente boliviano. Si te preguntas qué hacer en Trinidad sin gastar de más, lo mejor está por descubrir: experiencias fluviales, historia local y una gastronomía accesible que vale la pena probar.
En Trinidad, el agua no es solo paisaje: es camino, encuentro y aventura. Los paseos fluviales por los ríos que rodean la ciudad ofrecen una forma accesible y emocionante de conectarse con la naturaleza. A bordo de pequeñas embarcaciones, se pueden avistar aves exóticas, delfines rosados y una vegetación exuberante que enmarca cada tramo del recorrido. Muchos de estos recorridos son organizados por comunidades locales, lo que garantiza una experiencia cercana, auténtica y a precios accesibles. Para quienes buscan explorar sin apuros y dejarse sorprender por la riqueza natural del Beni, esta es una opción que nunca falla.
En Trinidad, la cultura se vive con los cinco sentidos. Basta con recorrer sus mercados para encontrarse con colores intensos, aromas que abren el apetito y una calidez humana que convierte cualquier compra en conversación. La gastronomía local sorprende con sabores únicos, donde el pescado de río, los jugos naturales y las preparaciones típicas del oriente boliviano se ofrecen a precios accesibles. Además, en muchos espacios comunitarios y ferias barriales es posible disfrutar de música, danzas y tradiciones que mantienen viva la identidad regional sin necesidad de gastar mucho. Cada rincón de la ciudad invita a una inmersión auténtica en la vida cotidiana beniana.
Cuando se trata de descubrir qué hacer en otras regiones de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra se destaca como una parada imperdible. Vibrante y llena de contrastes, esta ciudad tropical es una de las más dinámicas del país. Combina arquitectura colonial con modernidad, centros culturales con parques frondosos, sabores intensos con la calidez humana del oriente boliviano. Caminar por sus plazas, visitar museos como el de Arte Contemporáneo o recorrer los puestos del Paseo Artesanal La Recova son formas de conectarse con el alma cruceña sin gastar mucho. Para quienes disfrutan de la naturaleza, el Jardín Botánico y el Biocentro Güembé ofrecen experiencias accesibles en medio de la biodiversidad local.
Además, Santa Cruz de la Sierra es un excelente punto de partida para descubrir paisajes sorprendentes más allá del casco urbano. Destinos como las Misiones Jesuíticas de Chiquitos o el pueblo de Samaipata —con su legado arqueológico y su entorno natural privilegiado— están a pocas horas de distancia y ofrecen aventuras culturales sin necesidad de un gran presupuesto. Después de un día lleno de nuevas experiencias, contar con un lugar cómodo donde recargar energías marca la diferencia. El ibis Santa Cruz de la Sierra es ese aliado ideal para quienes buscan practicidad, buen descanso y una ubicación estratégica que les permita seguir explorando la ciudad y sus alrededores con total libertad.
Viajar por Bolivia sin gastar de más es completamente posible, sobre todo si se combina planificación con una buena dosis de flexibilidad. Optar por el transporte local, visitar atractivos en días gratuitos y recorrer a pie los centros históricos son formas simples de reducir gastos y, al mismo tiempo, vivir el país de una manera más cercana y auténtica. Comer en mercados populares, alojarse en ubicaciones estratégicas y explorar a tu ritmo no solo alivia el presupuesto, sino que también permite descubrir rincones que a menudo pasan desapercibidos.
Y si de decisiones inteligentes se trata, elegir los hoteles de las marcas ibis en Bolivia es una de las mejores. Prácticos, bien ubicados y con todo lo necesario para descansar bien, son la combinación perfecta entre comodidad, funcionalidad y precio justo. Desde una escapada corta hasta un recorrido más extenso, son el punto de partida ideal para quienes quieren ver más, moverse con facilidad y disfrutar sin complicaciones.
Viajar por Bolivia es una aventura que se disfruta más cuando cada detalle fluye sin estrés ni excesos. Desde las alturas de La Paz hasta la selva beniana, pasando por lagos, valles y ciudades vibrantes, el país ofrece mil formas de explorar, descubrir y conectar. Y para acompañarte en cada tramo del camino, los hoteles de las marcas ibis son esa opción inteligente que combina descanso de calidad, excelente ubicación y tarifas que cuidan tu presupuesto. Porque cuando todo encaja —comodidad, practicidad y ahorro—, viajar se convierte en una experiencia aún mejor.
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