22 agosto 2025
4 minutos
Cartagena es pura energía caribeña: colores vivos, historia en cada rincón y una cultura que se siente en el aire. Dejá que ibis te acompañe en este recorrido lleno de ritmo, sabor y buenas sorpresas.
22 agosto 2025
4 minutos
Cartagena tiene ese encanto que no se puede explicar, solo se vive. Caminas por la ciudad amurallada y, de repente, estás frente a siglos de historia: balcones floridos, calles empedradas, fortalezas que alguna vez protegieron tesoros y sueños. Cada esquina tiene algo que contar, desde el imponente Castillo de San Felipe hasta el Palacio de la Inquisición, donde la arquitectura colonial convive con relatos que invitan a mirar el pasado sin filtros.
Pero esta ciudad no se queda en el recuerdo: también vibra con música, arte urbano y calor humano. El barrio Getsemaní, por ejemplo, transforma cualquier paseo en una experiencia llena de color y expresión local. Y para disfrutar de toda esa energía con comodidad, practicidad y vista al mar, el ibis Cartagena Marbella es una apuesta segura. Cerca del centro histórico y con el ambiente relajado, es el punto de partida ideal para vivir Cartagena a tu ritmo.
Cartagena está llena de lugares que mezclan cultura, historia y vida local de una forma única. Un buen punto para empezar es el Palacio de la Inquisición: detrás de su fachada elegante hay exposiciones que muestran, sin rodeos, una parte compleja del pasado colonial. Muy cerca, el Museo del Oro Zenú sorprende con piezas que revelan la riqueza de las culturas indígenas que habitaron la región. Ambos espacios invitan a mirar más allá de las fachadas coloridas y a entender la ciudad desde adentro.
Y si lo tuyo es el arte al aire libre, sal a explorar Getsemaní. Sus muros pintados, esculturas callejeras y plazas animadas hacen que cualquier caminata se convierta en una galería. Todo está ahí: músicos improvisados, talleres abiertos, grafitis que cuentan historias. Es el tipo de lugar que no se recorre con mapa, sino con ganas. Porque en Cartagena, la cultura no está encerrada entre paredes, sino viva en cada rincón.
Entre árboles frondosos y calles empedradas del centro histórico se levanta uno de los edificios más emblemáticos de Cartagena: el Palacio de la Inquisición. Su arquitectura colonial impacta desde fuera, pero lo más valioso está en su interior. Hoy convertido en el Museo Histórico de Cartagena, este espacio ofrece una mirada profunda a los momentos clave de la ciudad —desde la época precolombina hasta el periodo republicano— sin dejar de lado los oscuros episodios de la Inquisición. Las salas están llenas de objetos, documentos y detalles que invitan a entender cómo se fue construyendo la identidad cartagenera.
Lo interesante de este museo es que no busca maquillar el pasado: lo expone con claridad, conectando historia y memoria en cada sala. Los jardines interiores y los balcones de madera son testigos silenciosos de siglos de transformación. Es el tipo de lugar que te hace frenar el paso, observar, reflexionar. Una parada esencial para quien quiere descubrir qué hay más allá del colorido de las fachadas, porque conocer Cartagena también es comprender su historia.
Getsemaní no es solo un barrio, es una explosión de creatividad al aire libre. Cada muro es una obra en sí misma, con grafitis que mezclan historia, identidad y mensajes que invitan a mirar, pensar y sentir. Sus callejones estrechos, adoquinados y llenos de vida conectan plazas con ritmo caribeño, talleres de artistas, cafés escondidos y esquinas donde siempre pasa algo. Aquí, el arte no se cuelga: se vive. Un paseo por Getsemaní es dejarse llevar sin prisa, descubriendo la Cartagena más auténtica, la que vibra en cada paso.
Cartagena es una ciudad que se disfruta con todos los sentidos. Caminás por la ciudad amurallada y el tiempo parece detenerse entre balcones coloniales, sabores caribeños que salen de cada rincón y expresiones artísticas que brotan en las calles. Desde una arepa recién hecha hasta una galería improvisada en una plaza, todo invita a frenar, mirar y dejarse llevar. Para vivir esta experiencia al máximo, nada mejor que alojarse en el ibis Cartagena Marbella, a pasos del mar y con fácil acceso a lo mejor de la ciudad. Moderno y práctico, es el lugar ideal para recargar energías y seguir descubriendo Cartagena a tu ritmo.
En Cartagena, cada plaza tiene su propia personalidad y una energía que contagia. Algunas sorprenden con músicos en vivo al caer la tarde, mientras otras se convierten en escenario de conversaciones espontáneas, danza e improvisación. Entre una feria artesanal y otra, aparecen puestos con libros antiguos, canastas de frutas frescas y las icónicas palenqueras con sus vestidos coloridos y sonrisas amplias: verdaderas embajadoras de la cultura local. Lo mejor de todo es que nada está montado para el show —es la vida real sucediendo, ahí mismo, frente a quien se anima a mirar con calma y disfrutar sin prisa.
La cocina cartagenera es una fiesta de sabores que se vive en la calle, en las plazas y en cualquier esquina con una olla al fuego. Probar una arepa e’ huevo recién hecha es saborear tradición en su forma más crujiente y auténtica. El mote, espeso y reconfortante, cuenta historias de hogar y de raíces afrocaribeñas. Y entre un bocado y otro, aparecen los dulces típicos: cocadas, enyucados y alegrías, que combinan coco, yuca, maní y panela en recetas transmitidas con orgullo. Comer en Cartagena no es solo alimentarse: es una forma de conocer, de acercarse y, sobre todo, de celebrar.
Recorrer Cartagena es dejarse llevar por el ritmo caribeño, con ojos curiosos y el corazón abierto a cada detalle. Para disfrutar cada momento sin complicaciones, los hoteles de las marcas ibis en Colombia ofrecen todo lo que necesitás: comodidad a tu medida, ubicación estratégica y ese ambiente relajado que combina con quienes viajan para vivir el destino de verdad. En Cartagena, el ibis Cartagena Marbella es la opción perfecta para explorar la ciudad a pie, descansar con vista al mar y empezar el día ya conectado con lo que importa: la experiencia.
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