Razones para visitar Madrid – Hoteles baratos

Es una de las ciudades más completas del Viejo Continente: no envidia a muchas por sus variedades de ocio, cultura y vida. Si quieres disfrutar de Madrid desde los hoteles baratos que te proporciona ibis, aquí tienes una serie de razones por las que perderte en la capital de España.

Allá donde se cruzan los caminos, y donde el mar no se puede concebir, son centenares los motivos por los que te recomendamos pisar sus calles, monumentos, museos, locales... Madrid ha evolucionado en las últimas décadas a un ritmo vertiginoso, en gran medida, enfocando ese desarrollo al creciente turismo. Si necesitas motivos para planificar ya tu viaje a esta ciudad, a continuación te los desgranamos

Reserva ya tu hotel barato y disfruta de Madrid

Busques prácticamente lo que busques – excepto playa – lo encontrarás en Madrid. Y para muestra, varios botones:

Museos, museos y más museos

Si te gusta el turismo cultural, la capital de España es tu ciudad: las joyas de la corona (al menos en cuanto a la cantidad de visitantes que reciben), son el Museo del Prado y el Reina Sofía; en el primero hay que perderse en su ingente colección de cuadros de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, en un recinto repleto de obras de Goya, Velázquez, Tiziano o Van Dyck. Mientras tanto, en el segundo se abarcan el siglo XX y el presente, y los Picasso, Miró, Dalí o Bacon se mezclan con los Juan Gris o Diego Rivera, entre otros. Estos dos museos, junto al Thyssen-Bornemisza, conforman el conocido Triángulo del Arte de Madrid. Tampoco te puedes perder el CaixaForum, o el Museo Arqueológico Nacional, dos buenas citas en tu agenda.

Pasear sin límites

Hay que reconocerlo: Madrid tiene tanto encanto en la calle… ¡que es probable que no quieras volver corriendo a tu hotel! Desde las numerosas ofertas con las que cuentas de la cadena ibis, puedes hacer largos y memorables paseos. Una ruta, por poner un solo ejemplo, abarcaría el bello parque del Retiro, la puerta de Alcalá, de ahí a ver los imponentes edificios de la Gran Vía, perdernos por las callejuelas de bares y tiendas de Malasaña, hacernos un selfie en Callao, bajando por Preciados hasta Sol, donde una espectacular panorámica nos traslada por la calle Arenal hasta la zona del Real: el Teatro Real, la plaza de Oriente, los jardines… y, si nos quedan fuerzas, saltaremos hasta el Templo de Debod y/o a la Casa de Campo y Madrid Río. Por supuesto, un ibis a la vuelta es fundamental.

¿El mejor fútbol del planeta?

Compitiendo con ciudades como Barcelona, Manchester y, por épocas, Milán, en Madrid se puede ver, seguramente, la mayor concentración de grandes partidos de fútbol del planeta. Los casi permanentes momentos de dulce del Real Madrid y del Atlético de Madrid – más conocido como el Atleti -, se juntan con el ascenso del Leganés a la máxima competición nacional, para disfrutar así de decenas de encuentros de primer nivel. Para los merengues, es obligatorio el Tour del estadio Santiago Bernabéu, un paseo por la historia de uno de los clubes más importantes de este deporte.

Fogones internacionales y de primer nivel

El turismo gastronómico adquiere otra dimensión en Madrid, donde es posible degustar todo tipo de sabores, sin salir, como quien dice, de la M-40. Si somos de probar cocinas del mundo – por ejemplo en el pintoresco barrio de Lavapiés –, Madrid siempre tiene una infinidad de restaurantes, tabernas, tascas, bares y demás sinónimos locales, abiertos, muchos de ellos, hasta la madrugada. Por cierto, si lo que te gustan son las especialidades, no dejes de tomar un buen cocido, quizá el plato más reconocido de la ciudad.

El tiempo cunde por las dimensiones y el transporte

El sistema de transporte, tanto público como privado, de Madrid, es envidiable. La extensa red de Metro y Cercanías se combina con centenares de líneas de autobuses, para conectar tanto el centro como los barrios del extrarradio. Por si esto no fuera suficiente, cada día existen más opciones de iniciativas privadas, que se suman a los diferentes tipos de taxi, como el alquiler de coches por minutos. El tiempo se multiplica en una ciudad edificada verticalmente y muy manejable, a pesar de ser la tercera con más población de Europa.