La ciudad de Girona es el contrapunto interior a la Costa Brava, a su Costa Brava. No se puede negar que cuando hablamos de la provincia catalana más septentrional la mente se desvíe rápidamente a su litoral. A un costa de calas de aguas cristalinas que aparecen como regalos divinos entre acantilados abrigados con frondosos pinos. Una costa que mira al Mediterráneo que divisó el genio Dalí desde su bastión de Portlligat. Pero Girona también tiene competencia en su interior con localidades ancladas en el Medievo como la bellísima Besalú e incluso con una comarca volcánica de la Garrotxa. Con todos estos alicientes, ¿en qué posición queda la capital gerundense? En ocasiones en un modesto segundo plano que la convierte en una ciudad aún más especial. Porque la romana Gerunda es hoy una especie de nave del tiempo que conduce a la época del Imperio. Pero también al momento en el que los judíos tuvieron una presencia masiva en la Península Ibérica. También es un viaje a Invernalia a través de las localizaciones que eligió la serie “Juego de Tronos”. Y no hay que olvidar su evocación a Florencia gracias a sus coloridas casas sobre el río Onyar. Hay motivos de peso para visitar Girona y una buena forma de hacerlo es en un alojamiento barato, cómodo, moderno y bien situado. Parece imposible tener todo esto a la vez, pero dentro de la oferta de hoteles baratos en Girona recomendamos el ibis budget Girona Costa Brava.
Secretos para visitar Girona, una ciudad por descubrir
Los legados romano, judío y medieval se entremezclan en Girona para configurar uno de los cascos históricos más espectaculares de la península que cautivó a los productores de “Juego de Tronos” para rodar en la ciudad algunas escenas de la serie.
Motivos para visitar Girona mientras se viaja en el tiempo
Hay lugares que brindan un doble viaje. El físico de trasladarse hasta una determinada ciudad o enclave y el imaginario en el tiempo. Girona es uno de esos lugares. Una buena forma de comprobarlo es perderse en su casco histórico. Un entramado de callejuelas en un excelente estado de conservación donde hay que hacer varias paradas obligadas. Una de ellas es en la Catedral, que posee la nave gótica más ancha del mundo. Está consagrada a Santa María. Como curiosidad, el Palacio Episcopal contiguo alberga el Museo de Arte de la ciudad. Otro de los altos en el camino hay que hacerlo en los Baños Árabes. A pesar de su denominación, no fueron usados por los árabes y sí por los cristianos que quisieron imitar el estilo musulmán.
Cualquier ciudad no puede presumir que crucen por ella cuatro ríos. En Girona podemos ver el Ter, el Güell el Galligants y, por supuesto, el Onyar. En las riberas de este último se elevan a pie de agua uno de los símbolos de la capital gerundense. Son las llamadas casas colgantes, cuyas fachadas lucen unos cuidados colores vivos que recuerdan a Florencia o Copenhague.
Precisamente sobre el río Onyar encontraremos otro de los atractivos de la ciudad, sus puentes. Está el diseñado por Gustave Eiffel y que fue acometido por uno de sus discípulos. El pont de Piedra, el de la Princesa y el de Sant Feliú, son otros de los más atractivos que puede contemplar todo aquel que se decida a visitar Girona.
La espectacular Casa Masó, un perfecto ejemplo del novecentismo, la judería que se sitúa alrededor de las calles Sant Llorenç y Clavería, la basílica de Sant Feliú o el ambientazo de la rambla de la Llibertat son otras paradas muy recomendables durante el recorrido por la ciudad.
Pero no nos olvidamos de los aficionados a “Juego de Tronos”. La calle del Bisbe Josep Cartaña, la plaça dels Jurats, la escalinata de la Catedral, los propios Baños Árabes y el monasterio de Sant Pere de Galligants, son algunas de las localizaciones elegidas por la serie en la capital gerundense y que el visitante puede recorrer por libre o gracias a un tour guiado.
