Un destino estupendo para viajeros inquietos
Las Tierras de Trás-os-Montes son conocidas por sus aguas termales purificadoras, sus majestuosas montañas y sus pintorescas aldeas. Un ejemplo muy ilustrativo de cómo la historia y la tradición de esta región se encuentra muy arraigadas a la cultura popular es la localidad de Bragança, en la frontera con España. De hecho, si estás de ruta por León o por Zamora deberías aprovechar para hacer una reserva en el hotel ibis Bragança y dedicarles unos días a estas tierras.
Bajo el nombre de Juliobriga y en lo alto de un cerro, los romanos erigieron la primera ciudad de Braganza, que sería arrasada por los musulmanes, repoblada por el rey Sancho I, asediada por Alfonso IX de León y reconstruida formalmente ya a mediados del siglo XV. Con todos estos tira y afloja no es de extrañar que su patrimonio histórico – artístico sea así de extenso. Pero si sólo dispones de unos días, éstas son las visitas que no se te pueden escapar en la ciudad y sus alrededores.
La ciudad amurallada. Desde su fundación, la ciudad cuenta con una muralla defensiva. Los límites de esa ciudadela se mantienen todavía en pie y serán la frontera que delimite el acceso a los principales puntos de interés de la antigua urbe medieval.
El castillo. Se erigió en el siglo XII, pero parece haberse sometido a un fantástico tratamiento antiaging. El aspecto que presenta el castillo-fortaleza de Bragança es el de una construcción que desafía al tiempo con su imponente Torre del Homenaje de 33 metros de altura, sede del Museo Militar.
La Torre de la Princesa. Junto a la Torre del Homenaje hay otra de dimensiones inferiores, pero con una historia muy curiosa. Se la conoce popularmente como la Torre de la Princesa y de ella se cuenta que tuvo cautiva a una hermosa princesa mora enamorada de un caballero cristiano.
La antigua catedral. La zona de la Catedral Vieja es fenomenal para hacer un break. Está repleta de animadas plazas con sus terracitas de rigor. Puedes tomarte algo mientras admiras la belleza del hermoso convento jesuita transformado en iglesia – catedral en el siglo XVI.
El Domus Municipalis. No tendrás que caminar mucho desde la antigua catedral para ver el que probablemente sea el ayuntamiento más antiguo de Portugal. La Domus Municipalis es un edificio civil de estilo románico que data del siglo XII en el que los notables se reunían para resolver los asuntos de interés que afectaban a la villa.
La iglesia de Santa María. No te quedes en la entrada porque te llevarás un chasco. La fachada de esta iglesia no parece presentar nada de particular, pero su interior es impresionante. La decoración barroca parece no encontrar espacio entre los muros de la construcción, donde pelean por el protagonismo las columnas mudéjares y la atractiva bóveda pintada al fresco.
El Parque Natural de Montesinho. Si tras el recorrido urbano te apetece algo más verde, Bragança cuenta con un jardín muy particular que ocupa 75.000 hectáreas de naturaleza en estado puro. Entre sierras, valles, mesetas y riachuelos, el Parque Natural de Montesinho se presenta como un plan ecoturístico ineludible.